El País digital (Arg)
Julián Axat
2 setiembre 2021
Julián Axat escribe sobre la reciente publicación de la poesía reunida de la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi. “Detente, instante, eres tan bello” (Edit. caballo negro), un libro que muestra la evolución profunda y disruptiva de una de las voces líricas femeninas más reconocidas de nuestro continente.
La editorial caballo negro, acaba de publicar “Detente, instante, eres tan bello”, poesía reunida de la poeta uruguaya Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941); un acontecimiento lírico en sí mismo que nos permite vislumbrar el proceso y evolución de una voz fundamental, en el que encontramos testimonio de su vida, con tópicos como: el desgarro del exilio, el amor, el deseo lésbico, la búsqueda del instante que se desgarra y queda marcado en la escritura. El libro arranca con el conocido Evohé, editado en Uruguay en 1971, punto de partida los dieciséis poemarios que irán apareciendo en el exilio y que por primera vez se publican en Argentina.
Nacida en Montevideo en 1941, Peri Rossi es Profesora de literatura, traductora y periodista, considerada una de las escritoras más importantes de habla castellana. Su obra literaria abarca todos los géneros: poesía, relato, novela, ensayo y artículos periodísticos, y ha sido traducida a más de veinte lenguas. Desde 1972 se produce su exilio como consecuencia del golpe en Uruguay, comenzando su estancia en París donde su amigo Julio Cortázar la ayuda a obtener un pasaporte (que la dictadura uruguaya le negaba) para radicarse –finalmente– en Barcelona, donde desarrollará la mayor parte de su carrera literaria, pero también su permanente compromiso con la situación de Latinoamérica, en especial con el Uruguay, donde será prohibido su nombre hasta la vuelta a la democracia.
Escribo ahora sobre este libro porque mis queridos amigos Lalo Painceira y Susana Biamonte, me lo obsequiaron y disfruté muchísimo de su lectura. En realidad presté más atención a una poeta de quien solo había leído un puñado de versos, es decir a quien había pasado por alto. Pero por suerte entre el acto de generosidad de un regalo y la fuerza del concepto de obra reunida, se me dio el aura necesaria para la dedicación y atención plena. Descubrir una voz, una potencia, eso es el instante de belleza que te permite disfrutar de la poesía.
El poeta no escribe sobre las cosas/ sino sobre el nombre de las cosas (…), nos dice por ahí Peri Rossi como declamando su arte poética que recuerda al viejo Cratilo, donde en la letra rosa está la rosa y el Nilo en la palabra ‘Nilo’. El viejo nominalismo en el que el sistema de la representación funciona como máquina de signos, de la memoria plena de un registro: escribo porque olvido/ y alguien lee porque no evoca de manera/ suficiente (…)
No por casualidad uno de los libros que componen su obra se titula (saussureanamente) “Lingüística general” (1979) en el que las poesías hablan del modo de hacer poesía, recogiendo aquella tradición cuyo anatema es la critica dentro del poema. (…) Todo poeta sabe que se encuentra al final/ de una tradición/ y no al comienzo/ por lo cual cada palabra que usa/ revierte/ como las aguas de un océano inacabable, a mares anteriores (…)
Enganchada a una lengua/ como a una madre (…)
Hay un marcado estilo experimental, verso libre y estilo innovador; una búsqueda “feroz como a una loba que han dejado sola”, dice María Teresa Andruetto, en la contratapa. Sarcástica, impiadosa, descarnada, que trata a la poesía como una hembra de otra hembra y (sigue Andruetto) escribe con desparpajo, el desgarro del exilio y el deseo lésbico. Lo suyo no es la ternura ni el lamento, lo suyo es el aullido.
Aquí yo agregaría: un aullido lírico del mundo, donde los temas políticos son su sustrato pero en pliegues, no en alardes ni estridencias, a modo de exaltación refinada, con pequeños destellos –iluminaciones– que al decir del crítico Angel Rama merece el bautizo de “La Rimbaudcita” porque veía en su escritura de su coterránea un estilo semejante al del poeta francés Arthur Rimbaud.
Una mujer hermosa en todo sentido. Vuelvo a agradecer a Lalo y a Susana, porque la experiencia de leer a Peri Rossi me transformó. Me tuvo toda una noche entre dormido y despierto, des-velado ¿Exiliado con ella?
En algún momento cerré los ojos, dormité, soñé con imágenes de los versos, pero después los abrí y seguí. Diría que en el curso de mi lectura, me sumergí en la vigilia-sueño y sentí como un parpadeo interno que no me soltaba, una respiración que en algún momento me ayudaba a respirar, y se superponía entre mis latidos y el ritmo de latido, el pulso de las palabras.
Ese fue mi instante más bello.
Así escribe Cristina
Fenomenología del deseo
Existió una época de dulces muchachas
vestidas de largo
reunidas en la playa
esperando el arribo de las barcas
Entonces el puente era de madera
Y crujía suavemente.
Las piedras, en la costa,
tenían la forma larvaria
de los deseos largamente reprimidos.
y ellas las confundían con caparazones de tortugas.
(De “Europa después de la lluvia”, 1987)
Tumba
Quisiera que mi tumba estuviera en un parque
–no muy lejos de otras tumbas–
lleno de pájaros
y de niños que juegan en la hierba.
Una ardilla podría pisarla
o un globo de aire sobrevolarla.
Me gustaría, también,
que fueras a conversar conmigo,
los sábados por la tarde.
(De “Aquella noche”, 1996)
Dialéctica de los viajes
Para recordar
tuve que partir.
Para que la memoria rebosara
como un cántaro lleno
–el cántaro de una diosa inaccesible–
tuve que partir.
Para pensar en ti
tuve que partir.
El mar se abrió como un telón
como el útero materno
como la placenta hinchada
lentas esferas nocturnas brillaban en el cielo
como signos de una escritura antigua
perdida entre papiros
y la memoria empezó a destilar
la memoria escanció su licor
su droga melancólica
su fuego
sus conchas nacaradas
su espanto
su temblor.
Para recordar
tuve que partir
y soñar con el regreso
–como Ulises–
sin regresar jamás.
Ítaca existe
a condición de no recuperarla.
(De “Estado de exilio”, 2003)
Autopista AP7
He visto un pequeño grupo de cipreses
al borde de la carretera
y a más de veinte prostitutas
al borde de la autopista
bajo los despiadados rayos del sol de agosto
cipreses enhiestos
como los falos
de los clientes de las prostitutas
de la Autopista A7,
muy concurrida
este mes de agosto de principios del siglo XXI
que se parece al anterior:
los autos pasan veloces
las prostitutas ligan
los cipreses miran
(De “Las replicantes”, 2016)
“Detente, instante, eres tan bello” (Poesía reunida)
Autor: Cristina Peri Rossi
Editor: Caballo negro (2021)
Se consigue aquí: http://caballonegroeditora.com.ar/
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